Para continuar aprendiendo durante toda nuestra vida, hemos de ir ampliando el concepto de padre. Al principio son dos personas físicas que nos suministran lo que necesitamos para que nuestro cerebro no derroche recursos en áreas que aun carecen de una inteligencia bien estructurada.
El paso a la independencia es un paso traumático, no ya por el hecho de dejar en sí de depender de los padres, sino porque sentiremos un tirón en los recursos cerebrales al tener que usar las regiones especulativas del futuro y sincronizarlas con lo que nos dice el ego conforme la conciencia va guiando a la voluntad.
Si nuestros padres nos han educado bien, sabremos aprovecharnos de todas nuestras inteligencias para que la voluntad no se quede sin guía ni dirección. Es una etapa en la que las sinapsis se fortalecerán por un uso atlético y de competencia: Debemos proyectar a nuestra sociedad que somos personas de valor.
Bien, si hemos aprendido correctamente la lección de nuestros padres y lo significativo en nuestra cosmovisión, habremos llegado a la conclusión de que han sido la guía que hemos necesitado para poder ser lo que debemos ser, no ya en base a los valores sociales, sino a los valores personales. La sociedad sana consta de individuos que aportan soluciones a sus problemas y los registran en ese sistema para que otros también puedan valerse de esas herramientas psicológicas, que les capaciten para jugar aun mejor a este juego que hemos ilustrado.
Si los individuos de una sociedad creen que la figura de 'padre' la pueden encontrar en esa misma sociedad en el aspecto de recibir soluciones, eso es una sociedad en decadencia. Si nuestros padres nos han dado las soluciones y no nos han enseñado a deducirlas, nos han hecho un flaco favor. Sí es cierto que la sociedad pone las bases para que las usemos. Si dentro de esas bases se encuentra nuestra solución a nuestro problema, pues entonces ya estamos experimentando las ventajas de socializar de forma organizada, pero la cosa no queda ahí, sino en ser capaces de participar.
La figura de 'Padre' ha venido siendo ese dios desconocido al que las religiones han catalogado de ultramegasuperior del watio megapower blaster. Sí que ha sido util como imagen de la economía cerebral, pues ha sido como una toma de tierra a la cual dirigir nuestras frustraciones. Si nos hemos tenido que enfadar con alguien ha sido con dios, no con el presidente democratico de turno que lo hace mal. Por lo tanto, debemos poner a prueba la figura paterna que nos hemos generado en nuestra psicodinamica, esa figura nos debe capacitar para podernos adaptar, pues es como el rincon de nuestra psicodinamica que refresca y alijera la carga emocional. De no encontrarla, está claro que, o no tenemos el conocimiento que nos permite 'observar' el objeto que necesitamos, o realmente no existe esa entidad a la cual invocamos desde nuestra dinamica cerebral.
Sea como fuere, debemos mantenernos alerta ante el desanimo y pedir ayuda si eso sucede.
¿Y que sucede si no tenemos bien definida esa figura paternal?. Bien, en esto hay una diferencia entre la dinámica cerebral masculina y la femenina.
En el hombre se forma lo que yo llamo entelequias laberínticas, o ramificaciones de la lógica tan intrincadas, que si debemos exponerlas en forma de árbol, estas adoptarían la forma de arbustos al estilo zarza. Esas estructuras no tienen un tronco bien definido, poseen espinas (puntos en nuestra actividad que causan paradojas a nuestra conciencia) en las ramas (o caminos) por los cuales discurre nuestra actividad pensante. La percepción a posteriori de nuestra actividad no satisface, siempre aparecerá una inteligencia menos trabajada que nos aportará una manera distinta de haberlo hecho (siempre a posteriori).
En la mujer, se forma lo que yo llamo una especie de sindrome de estocolmo. Eso que la hace sufrir lo acaba entendiendo y empatizando, observa que si ella actúa de cierta manera podrá calmar eso que la oprime. Realmente se forma un deseo vehemente, pues son capaces de empatizar casi de forma instintiva, se forman una imagen emotiva que les estimula a entrar en un ciclo sin fin. Sin ellas darse cuenta, acaban haciendose 'madres' o cargandose, con algo que puede llegar a desequilibrar sus facultades mentales. Por eso necesitan mucha ayuda para salir de un entorno en donde se las maltrata. Su percepción, así como su gran inteligencia, las hace más frágiles, dado que su poder se disipa con mayor facilidad en los procesos mentales.
La figura de padre es aquella que asume la carga instintiva y nos permite tormar conciencia con pleno poder de nuestra dinámica cerebral. Si lo hemos logrado, ese padre es tan real como cualquier persona física con la que podamos tratar. Ese padre subyace en lo que se denomina en la tradicional psicoterapia como 'Ello', sería como una pulsión de muerte, osea permitir la exitinción natural de una pulsión que atenta en contra de la integridad pensante, consciente y a conciencia de nuestro cerebro.
Se debería hacer un estudio social de esas personas que afirman que han logrado encontrar a ese padre en su Ello, tratar de definir las propiedades bajo las cuales interaccionan y observar si esos patrones pueden llegar a ser asimilados por cualquier otra mente. En caso de no poderse exportar ese 'Thinkware' (palabro que me acabo de inventar para definir paquetes de pensamientos que tratan de exportar el entendimiento de una dinámica cerebral con potencialidad de ser asimilados por otras personas), habría que entender por qué.
En mi experiencia, me he encontrado personas que dentro de su entorno familiar las han educado para meditar en los recursos que pierden. Ese tipo de meditación siempre emitirá una queja a la actividad, pues toda actividad tiene un precio (pensamiento negativo, que no es malo en 'dosis' adecuadas). Ese tipo de condición del pensamiento se percibe en la actividad rutinaria de la familia. Por ejemplo, recuerdo en mi infancia que cuando había que bajar al perro, o bajar a por el pan, se armaba una discusión sobre quien había hecho más en casa y quien menos, y por lo tanto el que ha hecho menos es el que le toca bajar a por el pan. Eso es una equivocación. Recordemos las bases de la competición perfecta: Competimos con nosotros mismos. Se necesita un entorno familiar en el que en vez de pensar en quien ha hecho más o menos, se piense en quien ha cumplido con las tareas asignadas a él mismo en ese día.
Por otro lado, pensar en la recompensa vigoriza los sistemas, y con mucho más poder cuando la recompensa no es la satisfacción de nuestro placer. En esto entra dentro el concepto amor, o la preocupación de que la persona ajena a nosotros reciba lo que realmente necesita, si es que resulta que está en nuestro poder satisfacerlo. La sensación de haber ayudado a alguien que realmente lo necesita es insuperable. Ahora, no somos tontos, por norma general el que realmente necesita algo suele pensar en como conseguirlo desde su poder, y a estas personas no nos las encontraremos pidiendo, sino buscando soluciones. Buscar una solución implica encontrar una actividad que se valore en nuestra sociedad. Por ejemplo, tocar el acordeón a la puerta de un centro comercial, cuya melodía, o mejor expresado, la forma de expresar las notas, transmiten que si le damos algo es por que le hacemos un favor... no es la mejor manera de ayudar. Ahora, he sido testigo de artistas (verdaderos artistas) que expresan esas notas de forma que nace solo la necesidad de darle algo porque realmente se lo han currado. Osea, se hace valioso por su aportación, anque solo sea porque nos ha transmitido alegria el hecho de escuchar esa melodia.
Necesitamos la figura del padre, para poder expresar elementos psiquicos sanos a nuestra sociedad.
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